Una simple lista, basado en el libro de Marcelo Roffé de psicología en el fútbol.
Son diez puntos para imprimir y entregar al deportista. El futbolista DEBE practicar el deporte y estudiar al mismo tiempo, sin excepción alguna.
1 – Al apostar a dos cosas, fútbol y estudio, los deportistas disminuyen los niveles de ansiedad. Se ha comprobado que juegan más tranquilos ya que el estudio es al futbolista, lo que el defensor al arquero vencido que cubre sus espaldas.
2 – Incorpora más armas para enfrentar una vida cada vez más difícil, con mayor desocupación en los sectores de menor educación. Aunque se llegue, se trata de una carrera corta.
3 – Facilita los grupos de relación y pertenencia, las salidas sociales y la posibilidad de conseguir novia (evitando la saturación).
4 – Disminuye los niveles de estrés.
5 – Por ende, disminuye los riesgos de lesión.
6 – Previene el aburrimiento y el tiempo ocioso. El tiempo improductivo aumenta, por ejemplo, la posibilidad del ingreso en las adicciones.
7 – Colabora en la adecuación a pautas y reglas propias del colegio como del juego. Así se previenen expulsiones, siguiendo el juego limpio que caracteriza a la primera división.
8 – El objetivo es que el club les deje algo. Seguimos el ejemplo de Gimnasia y Esgrima la plata, que en primera división instauraron la obligatoriedad del estudio en los profesionales.
9 – Todos trabajamos para que lleguen a primera división, pero la realidad nos muestra que llegan sólo los elegidos.
10 – Es sabido que al futbolista no se lo prepara para la etapa posterior a la carrera corta que es el fútbol. Por eso es fundamental estudiar, capacitarse, para tener una base académica y tener armas para combatir las exigencias del mercado laboral.