Extracto del libro «Yo soy el Bati».
Carlos Aimar, alias «Cai».
Aimar hace una pausa, se emociona visiblemente. Hace unos pocos meses perdió a su esposa y el tema le trae un inmenso dolor.
Lo de mi señora a mí me está costando un horror porque yo tenía un matrimonio tal cual lo había soñado, o sea si vos me decís que yo nazca de nuevo y me preguntás cómo haría un matrimonio, te digo: “Así, yo te lo dibujo así”. Yo no tenía necesidad de salir por ahí ni nada, yo vivía para mi familia y para mi laburo, eran mi felicidad, esto y mi casa, nada más, no necesitaba nada más, no quería otra mina, no quería nada más, yo quería a mi señora.
Digamos que ustedes son personas que encuentran la felicidad en el desarrollo de su profesión y en su familia, que no necesitan ninguna cuestión extra.Sí, entonces yo veo que a mí me va a costar un horror esto, no tengo nada, me quedó un vacío tan grande y sé la importancia que tuvo mi mujer en mi desarrollo, sé lo que significó para mí, me imagino que algo así debe de ser para él. Es como una contención que vos tenés en tu casa, una descarga a tierra, vos llegás a tu casa y tu compañera es como que te alivia. Él debe tener eso, no lo sé realmente, yo te lo digo y lo analizo desde afuera, pero para que un tipo tenga éxito como él, y tanto tiempo se mantenga reservada su vida privada y todas esas cosas, él debe de tener una buena pareja.
Ésta es una conclusión importantísima porque vos estás dentro del fútbol, sos un entrenador profesional con mucha trayectoria, y eso que a vos te parece tan obvio por ahí no todos lo piensan, y sin embargo ésta puede ser una de las grandes claves. La formación del futbolista debe pensarse en forma integral; esto que me estás diciendo hace a la importancia de la formación como persona, lo que nos permite desarrollar sanamente las potencialidades que tenemos. De lo contrario podemos triunfar pero pagando grandes costos. Lo que nos deja abierta otra pregunta: ¿es eso realmente triunfar? Ni siquiera nos preguntamos a veces si la idea que tenemos del éxito se corresponde con nuestros deseos y si éstos armonizan con nuestra ética y nuestros verdaderos ideales.